Puppy Linux se sigue dejando querer
¿Quién no tiene un USB de pequeña capacidad muerto del asco? Pues muy mal hecho, porque podría ser el hogar de Puppy Linux, que no se deja acariciar como los cachorros de verdad, pero estará ahí siempre que se le necesite, como herramienta de rescate o como sistema operativo de bolsillo.
Tampoco vamos a presentar en sociedad ahora a Puppy Linux, todo un clásico de las distros ligeras, pero, aprovechando el lanzamiento de su nueva versión, le hacemos un hueco, que hace la tira que no pasaba por estas páginas. De las diferentes ediciones de Puppy, hoy hablamos de Slacko, la vertiente basada en Slackware y la recomendada en estos momentos.
Puppy Linux 6.3 o Slacko Puppy 6.3 tiene su mayor aliciente en que se ofrece en versiones para 32 y 64 bits, y solo por eso ya es más interesante que la rama 6.0, basada en Ubuntu y solo disponible para 64-bit (con y sin soporte PAE, cabe señalar). A ello hay que sumarle que es la primera actualización del proyecto en bastante tiempo, y precisamente software actualizado es otra de las ventajas de esta Slacko.
Puppy Slacko existe gracias a Slackware 14.1 y el Puppy Builder, un sistema con el que construir diferentes “Puppys” a partir de los binarios de cualquier distribución Linux. Entre sus novedades destaca el kernel 4.1, aunque se proveen versiones alternativas, y actualizaciones en los paquetes, incluyendo el gestor de ventanas JWM que utiliza de manera predeterminada.
Puppy no va de innovación y desparpajo, sino de sacarle partido a hardware ‘viejuno’, en lo que está muy bien considerada. Sin que sirva de precedente para con su buen hacer, es una de esas distros de “periferia” que nunca sale del ‘top 20′ en DistroWatch.
¿Te apetece probarla? Lo dicho: USB de más de 256 MB o mejor aún, de 500 MB para tirar de espacio persistente y guardar cambios. Y, sí, se puede instalar en disco, pero no es ese su principal propósito.
De hecho, si la traemos por aquí, además de lo lejano de su última referencia, es porque tras trastear un poco con CloudReady intentando “devolver a la vida un PC de hasta ocho años de antigüedad”, Slacko ha demostrado ser una solución mucho más certera. Sobran más palabras.
Fuente: www.muylinux.com