A la cabra le gusta la montaña, al pingüino no tanto
Arrancamos este viernes con un titular de los que me gustan, de los que suenan raro, excepto para cualquiera de los que nos leéis habitualmente. Aun así, hay margen para la confusión, porque si bien la cabra es Trusty Tahr y la montaña no tiene equívoco, el pingüino no es Tux, sino Wheezy. ¿Me atrevo entonces a decir que Ubuntu 14.04 funciona mejor en un portátil, el Graphite 30, que Debian 7.5 en una worsktation como la Steel 20? Me atrevo.
No es ninguna sorpresa, desde luego; es la razón por la que Ubuntu es la distribución número uno en el segmento de escritorio de consumo y corporativo: Ubuntu es la única que ofrece los requisitos clave para cualquier usuario, sean cuales sean sus necesidades. A saber: Ubuntu es un sistema totalmente gratuito, ofrece versiones de soporte extendido, soporte comercial profesional y es compatible con el hardware más reciente.
Así, cuando instalas y configuras adecuadamente Debian 7.5 en una máquina como la Steel 20, es cuando te das cuenta de que el resultado no es redondo. Y me explico: Wheezy funciona estupendamente en la Steel 20, va como un tiro. Pero no es suficiente. Extendamos la explicación.
Para empezar, iba a montar un escritorio, no un servidor, por lo que elegir un entorno de escritorio era lo primero. Al mismo tiempo, quería montar también un pequeño servidor, lo que me hacía dudar de si irme directo a KDE, lo más solvente a mi juicio de la oferta de Debian. Porque elegir una versión pasadita de GNOME con apenas soporte para extensiones es sufrir, y Xfce o LXDE me quedan cortos, acostumbrado a alternativas más potentes.
Hay que tener en consideración que no pruebo estos equipos unas horas y redacto mis impresiones. Los utilizo durante semanas diariamente, exactamente igual que si fuesen míos y un poco más allá. Es la única forma de probar y comprobar bien las cosas para luego contarlas aquí. Por eso mismo, me cuesta hacer según qué esfuerzos, aunque hago concesiones, como las hice en esta ocasión.
Instalé Debian 7.5 con sabor a Xfce -ojo, la instalé conforme salió y la he estado utilizando hasta este lunes- y una vez acomodado, la experiencia de uso era excelente. Imaginaos cómo va la combinación de Debian y Xfce en un hardware como el de este Mountain: rapidísimo y tan estable como te esperas. De hecho, animado por las buenas sensaciones, me monté mi propio ownCloud en local, tal y como sugerí en el artículo de presentación del Steel 20.
Lo más cómodo para mí hubiese sido quedarme con el buen sabor de boca y transmitirlo aquí tal cual. Sin embargo, eso habría supuesto contar solo media verdad… y luego está lo del sufrimiento. Es decir, consideraciones objetivas y personales en la misma coctelera. Las objetivas, que son las que os interesan, pasan porque Debian funciona efectivamente muy bien sobre este hardware, pero podría, debería funcionar mejor.
La instalación detectó únicamente la tarjeta gráfica dedicada, Nvidia GTX 760 de 2GB GDDR5, que gobernó por defecto con los controladores libres Nouveau. ¿Y que comenté al final de mis primeras impresiones del Graphite 30 con Ubuntu 14.04? Que utilizar el controlador libre, aunque es una opción, es infrautilizar la potencia de la máquina. Así, un escritorio sin composición como Xfce en Debian corre de fábula con Nouveau. Hasta que le pides más.
Entonces, aburrido de Xfce, instalé KDE… KDE 4.8, que salió a principios de 2012… Y acostumbrado a estar siempre a la última con KDE, fue un poco raro. Por lo menos también iba bastante bien con los controladores libres. Pero fue “volver a casa” y apetecerme jugar un poco, e instalar los controladores privativos de Nvidia se hizo obligatorio. El rendimiento gráfico mejoró, pero no iba lo fino que debiera. El controlador de Nvidia ha mejorado mucho en sus versiones más recientes, especialmente en lo que concierne al soporte de tarjetas modernas, y vaya si se nota.
Las posibilidades que tenía ante mí eran quedarme con lo que había, que no era perfecto pero sí muy aceptable, o actualizar los controladores de Nvidia y otros componentes del stack gráfico, sobre todo si tenía intención de probar con la Intel. Otro cruce de caminos.
Si me hubiese comprado el Steel 20 para mi negocio -como sugerí con el ejemplo de montar un puesto de oficina y un servidor como tantas pequeñas empresas tienen- con el objetivo de instalarle Debian, no me importarían estos temas de compatibilidad de los que estoy hablando. Por dos motivos básicos:
- Un puesto de trabajo es para trabajar y lo único imprescindible es que se cubran las necesidades.
- El Steel 20 es un equipo de larga duración, de los que se renueva cada muchos años.
Por lo tanto, no importa que hablemos del Steel 20 o de una workstation de otra marca con similares prestaciones, porque el “problema” sería el mismo. Además, cuando realizas un desembolso notable para cubrir un puesto de trabajo, no es aconsejable ser corto de miras. Por lo tanto, insisto, de haberme quedado con Xfce y Nouveau, eso hubiera funcionado estupendamente y sin sobresaltos hasta agotar el soporte de Wheezy.
Pero ni la Steel 20 es mía, ni de ser mía la utilizaría con ese déficit de rendimiento gráfico del que hablo, siempre que haya posibilidad de exprimir el hardware un poco más, lo que en Debian se traduce en “romper” por algún lado la estabilidad, sea recurriendo a backports o saltando a los repositorios en desarrollo. Con esta tesitura, desde mi punto de vista, se pierde toda la gracia de usar Debian en un entorno en producción. Aunque, repito, en un entorno en producción sobran las tonterías.
Con todo, un apunte: funciona mucho mejor por rendimiento y estabilidad KDE 4.13 en openSUSE 13.1 que KDE 4.8 en Debian 7.5. Pero mucho mejor. Y cuidado con openSUSE 13.1, que a estas alturas no tiene que envidiarle nada en estabilidad, hablando por el hardware que nos ocupa.
Que cada cual entienda lo que quiera. No estoy menospreciando a Debian, que además de estabilidad y soporte prolongado, es una comunidad de software libre grande, básica y de marcado carácter. No obstante, para montar un escritorio, incluso uno de larga duración, elegiría antes cualquier versión LTS de Ubuntu o, como es el caso, openSUSE 13.1, que como sabéis goza de soporte Evergreen (con el lema yo me lo guiso, yo me lo como por delante, por supuesto; yo me quedo con openSUSE y tú puedes hacerlo con Debian, Arch Linux o la que te apetezca).
Termino con otro apunte: si compras hardware nuevo como el que ofrece Mountain, quieres sacarle el máximo provecho sin comerte la cabeza y además quieres gozar de estabilidad y un gran periodo de soporte, hoy por hoy solo tienes una opción: Ubuntu LTS y familia. Todo lo demás, como decía aquel, es la jungla (a mí me encanta la jungla, que conste, pero lo justo es advertir al turista que nunca ha pisado una de sus “peligros”).
Fuente: www.muylinux.com