Google Maps ya difumina la cara de los perros. Esto es lo que dicen las leyes de protección de datos sobre animales
Nuestra privacidad es importante. ¿Y la de nuestras mascotas? Eso no queda tan claro. Curiosamente, desde Google Maps parece que están empezando a tomarse en serio la privacidad de los animales. Recientemente, la herramienta Street View ha empezado a difuminar la cara de los perros.
Según declaraciones de Google a The Mirror: “cuando creamos contenido de Street View a partir de grabaciones de vídeo 360º enviadas por los usuarios, aplicamos nuestros algoritmos para desenfocar automáticamente las caras y las matrículas”. Pero como apuntan desde Reddit, desde hace un tiempo a esta parte, también aplica este desenfoque a los perros.
Lamentablemente, el RGPD no incluye a los animales
La decisión de Google de difuminar los rostros de las mascotas no se debe a una aplicación del Reglamento General de Protección de Datos. Elena Gil, abogada especializada en privacidad y protección de datos, nos explica que “las normas de protección de datos solo son aplicables a personas vivas. No incluyen animales, personas fallecidas, empresas, etc…”.
El RGPD no contempla que las leyes de privacidad apliquen sobre los animales, aunque hay expertos como Josep Cañabate, profesor de derecho de la Universidad Autónoma de Barcelona, que abogan por abrir este debate pues “los avances en tecnologías de la información suponen unos riesgos y amenazas para los derechos de los animales”.
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EN XATAKA
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Patrizia Paci, Clara Mancini y Bashar Nuseibeh, investigadores del Instituto Milton Keynes, han publicado un informe sobre la privacidad y los animales, apuntando que por ejemplo en los collares con GPS para perros, algunos atacantes podrían averiguar la ruta seguida por estos animales para cometer robo de mascotas. Solo un caso puntual donde proteger la privacidad de los animales podría tener beneficios directos para su propia seguridad.
Los motivos por los que Google habría decidido difuminar los rostros de los perros pueden ser varios. Gil explica que previsiblemente sea un sistema automatizado que detecta caras y las borra, sin saber si son humanas o no. Por otro lado también deja la puerta abierta a que las estén borrando porque consideren que a través de quién es tu mascota se pueda identificar al dueño, que sí tiene protección de datos personales.
En la misma línea expone Jorge Morell Ramos, consultor en Legaltech, que explica que “los ‘datos animales’ sí pueden ayudar a identificar o hacer identificable a una persona. Por ejemplo, al facturar un servicio veterinario, mediante el registro de animales de compañía o a través de collares con geolocalización, por ejemplo. En todo caso, ahí el dato identificado sería el de la persona, no el del animal que hoy por hoy no tiene protección en ese sentido”.
Samuel Parra, abogado experto en privacidad y ciberseguridad, recuerda que se viene estirando el concepto de “identificable” hasta llegar a un punto en que casi todo puede ser un dato personal. Por ejemplo, la matrícula de nuestro coche, una dirección IP, una dirección de email (aunque sea genérica de tipo abc@gmail.com) el número de finca registral de nuestra casa, un graffiti… “se ha ido extendiendo este concepto legal hasta extremos nada lógicos”, explica Parra. En ese sentido, se estaría extendiendo que es posible identificar a la persona a través del animal, aunque en su opinión “un perro no debería ser considerado dato personal”, pese a reconocer que “no sería de extrañar” que los jueces llegasen a pronunciarse en ese extremo.
Desde Xataka hemos preguntado a Google sobre las motivaciones de difuminar el rostro de los perros y si se realiza con la intención de proteger la privacidad de sus dueños o de los propios animales. Por el momento la compañía ha decidido no realizar comentarios.
Con la nueva Ley de Protección Animal aprobada en 2022 se introducen en España distintas consideraciones sobre los animales y se garantizan nuevos derechos, pero no se incluyen novedades en materia de privacidad. Un debate que quizás llega demasiado pronto, pero que ya hay quien lo está analizando para poder plantearlo seriamente en el futuro.