Rusia está contra las cuerdas: ya no recibirá más microprocesadores procedentes de Taiwán

Los ensambladores de PC rusos lo tienen cada día más difícil. Estados Unidos a la cabeza de la alianza occidental está ejerciendo un control férreo sobre la industria de la fabricación de los semiconductores de alta integración. Su propósito es impedir el acceso de Rusia a los chips más avanzados, lo que, según el diario Kommersant, está colocando al país liderado por Vladímir Putin en una situación muy comprometida.

A finales de la semana pasada se confirmó que el Gobierno chino había decidido prohibir la exportación de sus procesadores Loongson a Rusia. Con frecuencia estos dos países hacen frente común ante Occidente, por lo que esta maniobra de China resulta confusa, aunque tiene una motivación clara: al parecer el país dirigido por Xi Jinping utiliza estos chips para aplicaciones militares. Sea como sea Rusia tiene por delante un reto crucial.

Rusia tiene sus propias CPU, pero también grandes dificultades para fabricarlas

Intel, AMD y NVIDIA dejaron de proporcionar sus CPU y GPU a Rusia poco después del inicio de la invasión de Ucrania. Con toda probabilidad el país de Vladímir Putin ha continuado abasteciéndose a través de canales paralelos que son mucho más difíciles de cercenar, pero es evidente que a medida que Occidente construye más barreras Rusia lo tiene más difícil.

Los procesadores Elbrús y Baikal están diseñados en Rusia y hasta hace poco estaban siendo fabricados por TSMC en Taiwán

Y la última es muy difícil de sortear. Hasta ahora los ensambladores de PC y servidores rusos han podido abastecerse sin dificultad recurriendo a los microprocesadores Elbrús y Baikal, que están diseñados en Rusia y que hasta hace poco estaban siendo fabricados por TSMC en Taiwán. Pero esta opción se ha desvanecido. Y lo ha hecho debido a que ya se está aplicando la prohibición que el Gobierno de Taiwán dio a conocer oficialmente en junio.

La Administración de Taiwán ha prohibido expresamente la exportación a Rusia de cualquier chip que trabaje a 25 MHz o más, tenga un rendimiento en operaciones en coma flotante de 5 GFLOPS o más y se comunique con los demás componentes del sistema a través de un bus con una velocidad de transferencia de 2,5 MB/s o más. Estas cifras son tan ridículamente modestas que, en la práctica, privan a Rusia del acceso a esencialmente cualquier chip medianamente capaz fabricado en Taiwán.

Rusia ya no puede encargar la fabricación de sus procesadores a TSMC. Y tampoco a ninguna otra empresa taiwanesa. El problema es que las plantas de semiconductores más avanzadas que tiene disponen de nodos litográficos de 90 nm, y TSMC estaba fabricando los chips Elbrús y Baikal empleando su fotolitografía de 16 nm. Es evidente que en estas circunstancias no va a tener acceso a los equipos de litografía que producen ASML y Tokyo Electron. Y, aunque pudiese conseguirlos, es necesario invertir al menos cuatro años en la puesta a punto de una nueva planta de semiconductores.

Las plantas de semiconductores más avanzadas que tiene Rusia disponen de nodos litográficos de 90 nm

En esta coyuntura Rusia solo tiene dos opciones: encontrar un proveedor que disponga de una tecnología de integración avanzada y no esté sometido al escrutinio de Occidente (algo que es virtualmente imposible), o bien dar respuesta a sus necesidades a través de canales paralelos. Y esta opción difícilmente podrá transformarse en su principal vía de suministro. Rusia lo tiene muy difícil.

Fuente: www.xataka.com