¿Un mundo sin código abierto?
Cuando utilizamos el término “código abierto”, en general nos referimos a bienes inmateriales que están disponibles para todo el mundo en cualquier momento, sin restricciones significativas y de forma gratuita. Hoy en día el concepto de código abierto tiene un gran alcance: Wikipedia hace que el conocimiento esté disponible públicamente y de forma gratuita. Incluso hay disponibles planos en código abierto para fabricar hardware.
En su forma original, este término se aplicaba al software que se ponía a disposición de forma gratuita con su código fuente. Esto fue especialmente significativo después de que los proveedores comenzaran a capitalizar el código “cerrado”, siguiendo la apertura de los primeros días de la tecnología. Gracias al código abierto, todo el mundo puede examinar el software, usarlo y modificarlo a voluntad, crear algo nuevo y compartir el resultado.
Código abierto en el núcleo
A pesar de la amplia definición de código abierto, usamos principalmente el término para el desarrollo conjunto en proyectos de software. Esto no es sólo un entorno para estudiantes de informática, sino también para desarrolladores de software de todo el mundo, incluyendo empresas que normalmente son rivales naturales como AMD, ARM, Fujitsu, HPE, IBM, Intel, Microsoft, Oracle, Red Hat, SAP y SUSE, todos ellos están contribuyendo a varios proyectos de código abierto.
El código abierto abre un espacio para las ideas brillantes y la realización de proyectos conjuntos. El ejemplo más impresionante es probablemente la historia de Linux. Empezó en 1991 como una invención del estudiante finlandés Linus Torvalds, y hoy en día es la base de muchas de nuestras herramientas cotidianas: desde sistemas operativos para ordenadores y servidores (como SUSE o Debian) hasta teléfonos inteligentes (Android) y otros dispositivos móviles.
Muchas nubes públicas y privadas, como Amazon y Google, tienen una cosa en común: Linux está en su corazón tecnológico, con código abierto corriendo por sus venas. Linux está presente hasta en los requisitos más altos de rendimiento: el 99,6% de los superordenadores en todo el mundo y muchos clústeres HPC funcionan con este sistema gratuito. Hay una cosa muy clara: sin código abierto, nuestra vida cotidiana, la economía y la ciencia serían difícilmente reconocibles.
Monopolios monótonos
Pero, ¿cómo sería, un mundo sin código abierto? En primer lugar, sería más aburrido. Estaríamos encerrados en un mundo de monopolios de software gris: el mercado de los sistemas operativos para ordenadores probablemente sería propiedad exclusiva de Windows, que compartiría el mercado de servidores con algunos proveedores Unix tradicionales. Miles de millones de usuarios verían lo mismo en las pantallas de sus móviles: Symbian o, en el mejor de los casos, Windows Phone.
La base para Android es el kernel de Linux, mientras que iOS también está basado en código abierto. La base para el sistema operativo de Apple es Darwin, que se basa de nuevo en BSD, el núcleo de Mach y otros proyectos de código abierto. Y la historia de iOS también muestra que el software de código abierto es más que Linux – hay de hecho otro ecosistema abierto basado en BSD (Berkeley Software Distribution).
Los relojes corren más despacio
Imaginad si Dennis Ritchie no hubiera hecho posible que el lenguaje de programación “C” estuviera disponible en los años 70 o, si un poco más tarde en el tiempo, la distribución BSD no se hubiera desarrollado, o si Richard Stallman no hubiera fundado el proyecto GNU en 1983. En “el país del código cerrado” no habría transformación digital; la sociedad permanecería en la edad media digital y el progreso vendría muy lentamente. A pesar de que la gente quiera cooperar en “el país del código cerrado” resulta difícil: hay que encontrar un terreno común entre todos los sistemas propietarios en forma de estándares comunes. Esta convergencia es muy difícil, ya que cada empresa querría implementar tantos de sus propios estándares como fuera posible. Esto daría lugar a largas negociaciones y generaría compromisos poco sólidos. E incluso si, a pesar de todos los obstáculos, se pudiera llegar a un acuerdo sobre un estándar multilateral, podría quedar obsoleto antes de su lanzamiento o podría ser revisado tan pronto como una nueva empresa se uniese al acuerdo, y las negociaciones tendrían que comenzar de nuevo.
El código abierto crea una gran diferencia cuando los estándares comunes y neutrales están gobernando. Sin ellos, tendríamos que abandonar innovaciones fundamentales como la nube, una tecnología que es la base de muchos modelos de negocio modernos, desde AirBnB hasta Uber. MacOS, en caso de que existiese, sería diferente, ya que los desarrolladores de Apple también se basan en herramientas y componentes de código abierto. En general, el software en el país del código cerrado sería más tranquilo, encorsetado y, además, más caro.
En el espacio, en el cuerpo humano, ¡en todas partes!
El lema “Comparte tu conocimiento por el bien de todos” es anterior a la comunidad de código abierto; durante mucho tiempo esta idea ha sido una parte integral de la comunidad científica y no es de extrañar que el código abierto desempeñe un papel esencial en la ciencia. Ya hemos mencionado los supercomputadores y los clústeres de HPC, que aseguran que las masas de datos recopilados por los científicos puedan ser analizados.
Sin software de código abierto, muchas galaxias permanecerían en la oscuridad. El software de código abierto también permite nuevos conocimientos sobre el cuerpo humano. La medicina utiliza cada vez más sistemas basados en código abierto para tomografía computarizada o resonancias magnéticas, por ejemplo.
También estamos rodeados de código abierto en nuestra vida cotidiana, por ejemplo, en el transporte. GENIVI Alliance cuenta con miembros como BMW o Intel, que promueven el desarrollo de sistemas de información y entretenimiento de código abierto para automóviles. Los clientes de Toyota se beneficiarán del entretenimiento para la era digital con Automotive Grade Linux. Y muchas aerolíneas ya utilizan esta tecnología.
Código abierto – un desarrollo natural
Cada vez está más claro que sin el código abierto perderíamos mucha variedad y, por supuesto, la velocidad de innovación de la que hoy disfrutamos. Un mundo sin código abierto no es una alternativa aceptable. Afortunadamente, no tenemos que preocuparnos por este escenario, es altamente improbable que el código abierto desaparezca. Incluso en este caso, seguramente “reinventaríamos” el concepto.
Las ventajas del trabajo compartido se han reconocido desde las primeras civilizaciones. ¿Por qué descuidaríamos estos principios en el mundo digital? Especialmente porque el grupo de posibles participantes en una comunidad puede llegar a ser enorme. Los requisitos para participar en un proyecto de código abierto son casi mínimos: la curiosidad, el interés, un sistema con acceso a Internet y los tutoriales gratuitos son la puerta de entrada a muchas comunidades internacionales. Su fuerza es la diversidad (ya que cada participante aporta su enfoque individual), el enfoque y el pensamiento no convencional.
Las empresas ahora pueden beneficiarse de este poder de innovación y elevar eficientemente su posición en el mercado gracias a Linux, mientras que aquellos que desaprovechan la oportunidad pronto se quedarán atrás. No es de extrañar que muchas empresas de renombre hayan encontrado su camino en el mundo del código abierto. No sólo se benefician del código abierto sino que contribuyen a él activamente.
Un importante pilar de la digitalización
El código abierto está totalmente inmerso en el mundo digital de hoy en día. Muchas empresas y desarrolladores están impulsando el movimiento y todos estamos viendo los beneficios, ya sea un desarrollador que se beneficie de las experiencias de las empresas, o un negocio utilizando las ideas creativas y la innovación procedentes de la comunidad.
Pero no olvidemos al consumidor en todo esto, que también se aprovecha del código abierto a través de una amplia variedad de tecnología y productos a diario, a menudo sin siquiera darse cuenta. La sociedad en su conjunto avanza con el progreso tecnológico y las nuevas formas de comunicación y colaboración. Un mundo sin código abierto es difícil de concebir. Y ciertamente no podíamos prescindir de él… aunque lo intentáramos.
Este artículo ha sido escrito por Gerald Pfeifer, vicepresidente de Productos y Programas Tecnológicos de SUSE.
Fuente: www.muylinux.com